Hacer deporte con regularidad , seguir una buena dieta, dormir lo suficiente y tener un entorno social con amigos y familiares en quien poder confiar son las consignas de la buena salud pero hay algunos hábitos culturales muy arraigados que pueden tener un impacto negativo en el desarrollo personal y la salud.
- Uno es pensar que lo más rápido es lo mejor. Vivimos en una cultura que adora la velocidad y aunque muchos intuimos que vivir con prisa no es saludable, resulta complicado mantenerse al margen, frenar y llevar tu propio ritmo. Ir más despacio permite darte cuenta de lo que estás haciendo. Poner atención a lo que hacemos nos ayuda a mejorar, nos deja darnos cuenta de lo que no va bien, como por ejemplo, poner mucho esfuerzo en algo que no lo necesita. Prestar atención aquí y ahora tiene muchos beneficios sobre la salud.
- Otro hábito común es pensar que una lesión es un golpe de mala suerte y no hay una lección que aprender. Sé que no es fácil descubrir qué estas haciendo mal, pero es aún peor no intentar descubrirlo. Se requiere mucha práctica para conocer tu propio cuerpo pero a medida que vas poniendo atención a lo que haces, a cómo te mueves, vas a ir descubriendo tus hábitos, tus preferencias y de ahí ya estás aun paso de entender de dónde provienen las lesiones. «Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia adentro despierta» decía Jung.
- También es muy común oir que es necesario fortalecer la musculatura corporal para prevenir o curar lesiones. Y es cierto que la fuerza muscular es necesaria pero sólo si la persona ha desarrollado también un cierto grado de sensibilidad muscular. Tener una musculatura muy desarrollada no garantiza que no vayas a tener problemas de movilidad pero si eres capaz de saber cuándo debes parar o por qué tus músculos no deben seguir trabajando; si desarrollas a la vez la sensibilidad y la fuerza muscular es mucho más probable que puedas prevenir lesiones con facilidad.
Se trata, en definitiva, de desarrollar la atención que nos prestamos a nosotros mismos. Piensa que hay muchos misterios sobre tí mismo que desconoces y merece la pena investigarlos.
¿Te ha sorprendido alguna vez descubrir algo de tí mismo en lo que no habías reparado antes? Déjame un comentario y cuéntame cómo te afectó descubrirlo.
Y si quieres saber cómo trabajamos para desarrollar la conciencia corporal con el Método Feldenkrais, apúntate a mi lista y recibirás una muestra.
¡Cuídate!