Cómo aliviar la tensión del cuello desde los ojos con Feldenkrais

Los ojos son el espejo del alma…

la puerta de entrada al universo interior,

además de una importante fuente de información del mundo que nos rodea.

Muchos estudios confirman que nuestra sociedad es puramente visual, que confiamos en los ojos para tomar decisiones o comunicarnos y relegamos los demás sentidos a un segundo plano.

Los ojos proporcionan estabilidad y equilibrio también. Si estás de pie sobre una pierna con los ojos abiertos, tienes mayor sensación de equilibrio y estabilidad que si tienes que cerrar un ojo, o los dos.

Pero además de proporcionar información sobre el exterior que nos rodea y el interior que nos contiene, aportar estabilidad y equilibrio, los ojos dirigen el movimiento corporal. La intención del movimiento se inicia en la mirada, de ahí que el trabajo de los músculos oculares desencadene una reacción en los músculos del cuello y de la espalda.

Mejorar la calidad del movimiento de los ojos genera un efecto en cadena que repercute primero en los músculos del cuello y de la espalda y de ahí alcanza al resto del cuerpo.

¿Cómo trabajamos los ojos?

Poniendo atención mientras haces los siguieres movimientos.

Como hicimos en el taller del pasado domingo tumbados sobre el suelo, hoy os dejo algunos movimientos que podéis hacer en casa, sentados en una silla:

  • Siéntate en el borde de una silla, con los pies bien apoyados en el suelo y las manos reposando sobre las piernas.
  • Puedes hacerlo con los ojos abiertos o cerrados pero te recomiendo que los cierres al principio, para que puedas sentir mejor.
  • Sin mover la cabeza, lleva los ojos hacia la izquierda, sin llegar al límite y vuelve al centro. Y hazlo varias veces.
  • Luego llévalos a la derecha y vuelve al centro.
  • Ahora combina los dos movimientos y lléva los ojos de derecha a izquierda.
  • Descansa un momento y luego desde el centro, llévalos hacia arriba y baja al centro.
  • Llévalos abajo desde el centro y vuelve.
  • La siguiente vez, une los movimentos y llévalos de arriba a abajo.
  • Descansa un momento y ahora comienza a hacer un círculo con los ojos, sin forzar, buscando siempre el movimiento más fácil.
  • Después de una pequeña pausa, cambia el círculo y ve en la dirección contraria.

Observa qué ocurre en el cuello mientras haces estos movimientos y cómo sientes tu espalda.

Nortarás los cambios enseguida, aunque si es la primera vez que le dedicas unos minutos a escuchar tu cuerpo, no lo sentirás tan rápidamente pero puedo garantizar que a medida que vayas refinando tu atención, los cambios serán muy evidentes.

Hay dos elementos fundamentales para que los cambios ocurran: hacer los movimientos y prestar atención mientras los haces. La atención consciente dirigida hacia el movimiento es el gran generador de los cambios.

Gracias por llegar hasta el final y déjame un comentario, cuéntame cómo te sientes.

 

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